miércoles, 2 de octubre de 2013

VENEZUELA EN EBULLICIÓN
Gehard Cartay Ramírez
Que este país está en ebullición, es una verdad que poquísimos podrían negar hoy, bien por estúpidos o por fanáticos.
Porque todo pareciera indicar que no se puede descartar en el futuro una explosión social, una rebelión ciudadana, un estallido popular o un reventón nacional ante la difícil situación que padecemos en todos los órdenes.
Por una situación mucho menos trágica que la actual, en 1989 se produjo El Caracazo, con saldo de muertes y pérdidas materiales, evento que -a juicio del presidente difunto y sus partidarios- fue la causa de los golpes de Estado de 1992 y de la posterior “revolución bolivariana”, como ellos llaman este desastre que sufrimos desde hace 15 años.
Ahora asistimos a una situación peor. Lo indican así la creciente indignación nacional y los comentarios de cualquier conversación cuotidiana. Se palpa en las caras de la gente, en su descontento generalizado, en su impaciencia ante esta feroz embestida de la inseguridad, el alto costo de la vida, la inflación, el desabastecimiento, la escasez, el desempleo, la crisis de los servicios públicos, el drama de la salud, el crecimiento escandaloso de la corrupción administrativa, entre otras vicisitudes provocadas por el actual régimen, sin que se ocupe siquiera por tratar de enfrentarlas y menos de resolverlas.
Como no son chismes ni “bolas” que la gente inventa, esta crisis la muestran las encuestas, entre ellas, la de IVAD, vinculada al régimen, que a principios de septiembre reveló la gigantesca magnitud del descontento popular ante la situación actual y, en particular, frente a la gestión de Nicolás Maduro.
La cifra es colosal: 66,9% considera que la situación del país es políticamente inestable. Y esto es muy grave, porque la mayoría no sabe qué pueda ocurrir en el futuro. Más grave aún es que la percepción negativa sobre la situación económica ascendió a 67,5%, lo que demuestra el pesimismo, la desconfianza y la inconformidad de las grandes mayorías ante las políticas económicas fracasadas del actual régimen.
No son inventos de la gente, insisto. El domingo pasado, el doctor Pedro Palma, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, advirtió que “vamos derecho al precipicio”. Dijo que la inflación acumulada es de 32,9%, la economía ha decrecido 4,2% en un año, las reservas internacionales registran un descenso de 24% (sus dólares en efectivo no superan los dos mil millones) y que el tipo de cambio oficial está sobre valuado 100% (El Universal, 29-09-2013).
Estas cifras revelan una economía en ruinas, luego de 15 años en los que el régimen ha dilapidado los más altos ingresos petroleros de nuestra historia (más de 950 mil millones de dólares). Y no conforme con ello, el difunto presidente, y ahora su heredero, nos han endeudado como nunca antes, entregado nuestras reservas petroleras a China Comunista y dejado a las actuales y futuras generaciones el pago una deuda colosal. Este crimen no tiene otro nombre que traición a la patria.
Lo más grave es que, en paralelo, la corrupción del régimen también ha crecido como nunca. Mientras los venezolanos se empobrecen, los jerarcas oficialistas se enriquecen a manos llenas. Hoy por hoy la gran mayoría cree que el actual régimen ha sido más corrupto de todos. Según la encuesta que venimos citando, así lo considera el 52%, mientras que el 62,8% cree que Maduro y su cúpula podrida son los responsables del avance de la corrupción en Venezuela. Por cierto que en una última encuesta de Hercom, del 28 de septiembre de 2013, esta percepción creció a 65%.
Ante una situación como esta, la indignación colectiva es su lógica consecuencia. Y esta no es infundada, ni producto de la imaginación de la gente. No es tampoco “producto de una guerra psicológica de la prensa”, como dijo Maduro. Nada de eso, amigo lector. Según esa misma encuesta de IVAD la opinión pública sitúa como principales problemas del país a la inseguridad, con un 80,8 %, luego el desabastecimiento con 54,3 %, el alto costo de la vida con 35 %, el desempleo en un 24,2 % y el servicio de electricidad en un 13,1 % (Los apagones afectan al 73% y el 62% responsabiliza de este problema al régimen y a Corpoelec, concretamente).
Ojalá, pues, no haya una salida violenta a la presente tragedia, creada por el régimen en estos 15 años. Los demócratas apostamos por una solución democrática, constitucional y electoral. Afortunadamente, también esas encuestas reflejan que al menos el 63% de los venezolanos están seguros de votar este 8 de diciembre, y que de estos casi un 60% lo hará por los candidatos de unidad democrática.

(LA PRENSA de Barinas - Martes, 01 de octubre de 2013)