lunes, 13 de julio de 2015

TOCANDO FONDO



TOCANDO FONDO

Gehard Cartay Ramírez
Aquí casi todos -salvo algunos cínicos e ingenuos- sabemos que la colosal crisis que sufre Venezuela está tocando fondo.

Se trata de una crisis terminal. Una crisis en todos los sentidos. Una crisis moral, política, económica y social. Una crisis que se acerca a su desenlace definitivo.

El régimen chavista -su principal responsable- se hace el desentendido ante el colapso que a todos nos golpea. Pretende, como siempre, seguir corriendo la arruga, cuando ya eso no es posible. Porque toda crisis, cualquiera que sea su signo, siempre termina explotando y devorando a quienes la han causado. Se trata de una especie de ley física, similar a aquella otra que dice que todo vacío termina siendo llenado de alguna forma.

Varios detonantes caracterizan esa gravísima crisis. El primero y más importante es la tragedia humanitaria que lleva implícita. En este sentido, está muy claro que nos aproximamos a una situación límite en materia alimentaria. Ya hay suficientes indicios al respecto: el desabastecimiento, la escasez y el racionamiento están a la orden del día. Y con ellos, el alto costo de la vida, la inflación y la especulación.

Parece mentira que un país como Venezuela haya llegado a esta situación. Un país petrolero, que hasta hace unas décadas gozaba de uno de los mayores ingresos por habitante, hoy rueda por el precipicio de la pobreza generalizada y de una posible hambruna, si esto no cambia urgente y radicalmente.

Y no sólo eso: Venezuela es hoy un infierno, donde “la vida no vale nada”, como dice la canción mejicana. Cerca de 300.000 asesinatos perpetrados desde 1999 dan cuenta del horror que significa este genocidio, ejecutado impunemente por una delincuencia tolerada por el régimen.

En su afán de destruir el país, el régimen arruinó nuestra producción industrial y agropecuaria, pues a su perversión totalitaria no le convenía un sector privado fuerte y robusto. Así destruyó también fuentes de alimentos y bienes, así como  millones de empleos. Creyó que comprando comida a otros países con nuestros petrodólares podía consolidar su esquema protocubano. Y así, colateralmente, terminó arruinado también a PDVSA, “la gallina de los huevos de oro”. 

Llegaron al poder prometiendo que acabarían con la corrupción. Hoy ellos son muchísimos más corruptos que sus predecesores. Han saqueado al país como nunca antes y amasado milmillonarias fortunas que no pueden esconder en ninguna parte del mundo.

Gracias a ellos, hoy somos un país prácticamente en la ruina. Y es que cuando el país fue tomado en 1998 por el grupo de ambiciosos golpistas y felones que aún lo saquean a sus anchas, estaba escrito que Venezuela se sumergiría en las actuales arenas movedizas donde ahora nos hundimos.

Por desgracia, quienes votaron por ellos entonces no se dieron cuenta de su irresponsabilidad, conciente o ingenuamente. Pero ese inconmensurable daño se hizo, y ahora todos -incluyendo a quienes nos opusimos a aquel dislate, estamos pagando las consecuencias.

Porque hay otra verdad que no se puede esconder, y es que ahora estamos peor que antes. Muchísimo peor, hay que agregar. Porque no es verdad, como algunos dicen apelando a la mentira, que bajo el actual régimen hemos retrocedido a la situación de 1998. No es verdad, repito. Porque el país -entre 1958 y 1998- nunca llegó a estos niveles de espantosos de pobreza miseria, hambre, inseguridad y corrupción que hoy lo agobian.

Y pensar que el chavismo llegó al poder prometiendo que resolvería los problemas de entonces. Dolorosamente, 16 años después, y a pesar de haber dilapidado milmillonarios recursos que nunca antes tuvo ningún gobierno venezolano, no ha resuelto ni uno solo de los problemas que encontró y, paradójicamente, ha creado otros nuevos y muchísimos más graves. Por cierto que el pasado domingo el capitán (r) Florencio Porras, ex gobernador de Mérida, soltó esta perla, que desnuda de cuerpo entero el fracaso del chavismo en el poder: “Por muchísimo menos de lo que estamos viviendo hoy en el país nos alzamos el 4 de febrero de 1992” (La Razón, 05-08-2015).

Lo dicho: la monumental crisis creada por este régimen desde 1999 está tocando fondo. Por ello hay que trabajar por su sustitución, a fin de evitar que se les siga haciendo más daño a los venezolanos y a las futuras generaciones.

@gehardcartay
 LA PRENSA de Barinas (Venezuela ) - Martes, 07 de julio de 2015.