miércoles, 26 de diciembre de 2018



RAFAEL CALDERA:
 EN EL NOVENO ANIVERSARIO DE SU PARTIDA
Este 24 de diciembre se cumplieron nueve años del fallecimiento del ex presidente Rafael Caldera, un venezolano excepcional y –como todos sabemos- figura muy destacada en la Venezuela del siglo XX. Doctor en Derecho, laboralista, profesor universitario, parlamentario, escritor, líder político y fundador del partido Social Cristiano Copei, la voluntad popular lo eligió dos veces presidente de Venezuela (1968 y 1993), siendo el civil que por más tiempo ocupó esa posición en el siglo anterior.
Fue un luchador incansable, como él mismo se definió. Aparte de sus logros como presidente de Venezuela, su legado más importante, en mi opinión, fue haber pacificado al país en sus dos gestiones como presidente de Venezuela elegido por el pueblo. Su otro aporte fundamental fue haber introducido en nuestro país el pensamiento demócrata cristiano, al tiempo que liderizó un formidable instrumento de lucha popular, como lo ha sido Copei.
Aparte de mi ya larga militancia socialcristiana –desde los días en que era apenas un dirigente estudiantil en el Liceo O´Leary de Barinas-, en cuyas filas lo conocí siendo su líder máximo, el presidente Caldera me distinguió con su amistad y su apoyo en mis campañas electorales para ganar la gobernación de Barinas, todo lo cual comprometió mi gratitud y afecto hacia él.
No tengo duda alguna de que el tiempo, juez implacable, reconocerá en su justa dimensión su obra histórica como gobernante y líder político. Más allá de sus equivocaciones y errores como ser humano que fue, sus virtudes y aciertos serán suficientes para que ocupe un sitial de honor en nuestra historia republicana.

GEHARD CARTAY RAMÍREZ



jueves, 20 de diciembre de 2018


JOSE AGUSTIN CATALÁ 
Gehard Cartay Ramírez
Este pasado martes 18 de diciembre se cumplió el octavo aniversario de la muerte de José Agustín Catalá, un venezolano extraordinario, a quien profesé gran afecto y cuya memoria honro siempre.
Fue su legendaria Editorial Centauro la que publicó mi primer libro en 1981 y varios más en los años siguientes, razón adicional para estar agradecido con él eternamente. Por cierto, muy contadas veces los editores confían en jóvenes escritores sin obra conocida. Catalá, editor estrella de su tiempo, siempre lo hizo.
Por si fuera poco, me brindó su amistad sincera y ejemplar. Fueron numerosas las horas de conversaciones sobre la historia reciente, sobre hechos y hombres de la Venezuela contemporánea, a muchos de los cuales él conocía muy bien. Y sobre todo sus consejos de viejo luchador político sobre el valor de la decencia y la honestidad en la función pública.
Pero, además, José Agustín Catalá fue "el capitán del desolvido" -como lo llamó el escritor Jesús Sanoja Hernández- que publicó varios libros sobre la dictadura perezjimenista y editó obras de autores venezolanos, sin importar su tendencia ideológica, siempre abierto al pluralismo y la libertad de opinión.
Esta foto fue tomada en la residencia de gobernadores de Barinas en septiembre de 1995 cuando se presentó por primera vez "La Cantata Criolla", obra musical del maestro Antonio Esteves, basada en "Florentino y el Diablo", de Alberto Arvelo Torrealba.

martes, 11 de diciembre de 2018


1998: CUANDO LA ABSTENCIÓN DERROTÓ A CHÁVEZ
Gehard Cartay Ramírez

A propósito de los 20 años de la elección del teniente coronel Hugo Chávez Frías como presidente de la República transcribo de mi libro “Cómo se destruye un país” (editado por Los Libros de “El Nacional”, 2009) algunos datos muy reveladores sobre su votación de 1998.
Chávez apenas obtuvo entonces el 33,40 por ciento de los votos, mientras que la abstención alcanzó el 40,60 por ciento y la votación opositora el 27,80 por ciento.
Y no sólo eso: antes hubo candidatos presidenciales triunfadores que alcanzaron votaciones superiores a las de Chávez en 1998, e incluso en 2000, y, sin embargo, no cayeron en la tentación de imponerle a sus electores una acción de gobierno más allá de los programas electorales que anunciaron en cada ocasión.
Veamos las cifras: Jaime Lusinchi en 1983 sumó 3.773.731 votos (100.046 sufragios más que los que obtuvo Chávez en 1998, y 15.958 por encima de la votación que sacó en el año 2000).
En 1988, Carlos Andrés Pérez logró 195.158 votos más que los obtenidos por Chávez en 1998 y 111.070 por encima de su votación dos años después.
Algo muy importante de destacar es que tanto Lusinchi como CAP fueron electos en procesos comiciales donde la abstención fue baja: 12,25 en 1983 y 18,08 en 1988. En cambio, Chávez lo fue en procesos caracterizados por altos niveles de abstención: 40,60 en 1998 y 43,69 en 2000, por citar apenas dos elecciones presidenciales aparentemente no contaminadas por irregularidades, como acontece desde entonces.
Sin embargo, Chávez y su camarilla actuaron desde 1998 como si las suyas hubieran sido unas victorias absolutas y sin precedentes. Por eso mismo, su estrategia, a muy corto plazo, fue desde el principio la de copar todas las instancias del poder y obtener su control absoluto, algo que durante los 40 años anteriores ningún presidente pretendió acometer -a pesar de que algunos de ellos sacaron más votos- como lo hizo el teniente coronel golpista de 1992.

Martes, 11 de diciembre de 2018.