2016: AÑO DE
DEFINICIONES
Gehard
Cartay Ramírez
Duro y
difícil, pero lleno de definiciones, se presenta este próximo año.
Las
recientes elecciones para elegir la nueva Asamblea Nacional, ganadas
abrumadoramente por la oposición democrática, abren la puerta a un nuevo ciclo
venezolano. Y es que al romperse el esquema hegemónico que el chavismo se trazó
como meta desde 1999, se liquida tal pretensión de cara al futuro. Esa circunstancia facilitará, sin duda, el
rescate de la alternabilidad en el poder, y con ella el restablecimiento de la
democracia plena.
Por
esta misma razón, la actuación de esa Asamblea Nacional será la prioridad, a
fin de restablecer el necesario equilibrio de poderes. De un parlamento sumiso
y perruno -plegado a un régimen inepto, corrupto e insensible- como el que está
muriendo el próximo 4 de enero, hay que pasar a uno que legisle, discuta,
controle e investigue a todas las instituciones, comenzando por el Poder
Ejecutivo, que ha actuado como le ha dado la gana en estos casi 17 años de
desgobierno.
Esa tarea exige ocupación a tiempo completo
de los diputados electos, pues tal fue el compromiso con los electores que los
llevaron a sus curules. Que no vengan, por tanto, a estar desde ya aspirando
otras posiciones, porque sería una deslealtad con aquellos. Lo primero es lo
primero.
La
próxima Asamblea Nacional debe, en primer término, aprobar una ley de amnistía
para liberar a todos los presos políticos del régimen. Debe, igualmente,
aprobar instrumentos legales que reactiven la economía y atraigan la inversión
privada, tanto nacional como extranjera, promuevan el empleo y mejoren los
sueldos de todos los venezolanos. Y luego remitirlos al régimen para que las
ejecute, visto que es su responsabilidad. Si este no lo hace, quedará en
evidencia lo que ha sido hasta ahora: una cáfila de ineptos, incapaces y
corruptos, destructores del país.
La
otra gran tarea de la Asamblea Nacional es buscarle una solución política a la
gravísima crisis de ilegitimidad e ingobernabilidad en que está sumido el
régimen de Maduro, lo que hace necesario su relevo cuanto antes. Hay dos
caminos a tales efectos: referéndum revocatorio o recorte del período
constitucional, visto que la renuncia voluntaria de quien ocupa la presidencia
no parece posible, por ahora. Pero cualquiera de ellas obligarían a convocar
nuevas elecciones y no esperar hasta el 2019, lo que sería una eternidad en
medio de este desastre que todos sufrimos.
A finales de 2016 seguramente también
deberán celebrarse las elecciones de gobernadores. No es, por ahora -en virtud
de lo que ya hemos señalado antes-, el tema prioritario, aunque no faltan
algunos desbocados poniéndolo en el tapete de la discusión. Ya llegará el
momento, desde luego. Ahora lo más urgente y necesario es enderezar el rumbo de
toda la nación, mediante decisiones políticas, económicas y sociales de gran
calado, que impliquen un cambio profundo y radical.
A veces a uno le surge la duda acerca de si
toda la dirigencia opositora a su más alto nivel está clara en estas
prioridades. Yo aspiro a que sí lo esté, pues hay allí gente con claridad,
experiencia y patriotismo. Por desgracia, hay otros que parecieran no estar a
la altura de los retos de este momento, tan grave y peligroso. Ha habido
declaraciones irresponsables y estúpidas que en lugar de consolidar la unidad
le abren pequeñas grietas. Ojalá entiendan que esto no es conveniente, como no
lo es tampoco estar asomando candidaturas desde ya.
El
momento actual exige firmeza, seriedad y ponderación, así como habilidad
política y sentido de la oportunidad. La MUD debe guiarse por estas coordenadas
para hacer más efectivo el triunfo de
pasado seis de diciembre. Debe frenar a los impacientes y a los que no
han comprendido tamaña responsabilidad histórica con el país.
Quienes
hemos respaldado a la MUD debemos recordarle a sus dirigentes que nadie les ha
dado un cheque en blanco, que esa victoria del 6-D no les pertenece sino que es
obra de la gran mayoría de los venezolanos y que están obligados a
administrarla con inteligencia. Por lo tanto, deben dejar de lado sus intereses
parciales y ocuparse, ahora, de manejar su mayoría en la Asamblea Nacional en
beneficio del pueblo de Venezuela.
Con
estas reflexiones, dictadas por la razón y el deseo de rescatar a Venezuela del
foso a donde la han conducido en estos últimos años, envío mi saludo fraternal
de Año Nuevo a todos, con la esperanza de que 2016 abra la puerta del progreso,
la paz y el desarrollo a nuestros compatriotas.
@gehardcartay
El Blog de Gehard Cartay Ramírez
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 29 de diciembre de 2015.
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