lunes, 8 de diciembre de 2014

LA VERDADERA ESENCIA DEL RÉGIMEN



LA VERDADERA ESENCIA DEL RÉGIMEN
Gehard Cartay Ramírez
Cincuenta y seis años después del derrocamiento popular de la tiranía perezjimenista, Venezuela vuelve a transitar el túnel oscuro de otra experiencia dictatorial.

La afirmación parecerá exagerada para algunos. Puede sonar tremendista a otros. Y, sin embargo, se corresponde con la verdad de estos oscuros tiempos que padecemos los venezolanos.

Habrá, desde luego, quienes afirmen que no estamos en una dictadura porque este artículo de opinión puede ser publicado y cada quien puede decir todavía lo que le parezca. Sin embargo, la cosa no es tan sencilla. Aquí quien opina asume los riesgos de hacerlo. Y ya hay televisoras cerradas, como RCTV, periódicos quebrados por CADIVI o comprados por testaferros del régimen, radios clausuradas, periodistas presos, etc., etcétera.

Por supuesto, no faltaran los cínicos o ingenuos que argumentarán que aún hay elecciones. El problema es que las dictaduras también las hacen, como bien se sabe, y siempre las ganan. Y así por el estilo.

Lo que sucede es que estamos frente a lo que pudiéramos llamar una dictadura de nuevo cuño -con mecanismos más “refinados” y además “legitimados” por su Poder Judicial-, muy parecida a la que el PRI mejicano impuso por más de setenta años. Tiene también algunos visos del fenecido régimen pinochetista, sobre todo por su acentuado carácter militarista, aunque allá, al final, la propia cúpula militar desconoció al general Pinochet luego de que el mismísimo régimen realizara un referendo para consultar al pueblo sobre la conveniencia o no de su continuación. Ya sabemos los resultados de aquel proceso que devolvió Chile a la democracia.

Aquí, sin embargo, el proceso opera a la inversa. Allá evolucionaron de una terrible dictadura a la democracia plena. Aquí vamos al revés. Y eso es lo que explica que aún queden ciertas rendijas democráticas que al chavismo le ha resultado difícil cerrar. Por eso no es una férrea dictadura como la perezjimenista, sino de otro tipo, light si cabe el término, porque aún tiene que convivir -aunque le disguste- con ciertas formas democráticas. Pero, en lo que le sea posible, tratará de eliminarlas.

¿Cuáles son los elementos que caracterizan a esta dictadura en cierto modo singular y ya en ciernes sobre Venezuela? Son varios y todos ellos muy elocuentes.

Por una parte, estamos frente a un régimen que no oculta su deseo de prolongarse indefinidamente en el tiempo. Toda dictadura siempre busca ese objetivo, pues consideran que no tienen fecha de vencimiento. Que van a estar en el poder por siempre, tal como a cada rato lo proclaman.

Por la otra, no puede olvidarse que toda dictadura, en especial si representa una involución al haber obtenido el poder por la vía de los votos -casos de Mussolini y Hitler, entre otros-, desmantela la democracia y sus instituciones para ponerlas al servicio de su objetivo de permanecer en el poder como sea.

En este propósito, por paradójico que parezca, las democracias -afirmaba el intelectual francés Jean François Revel- siempre son presa fácil, por la sencilla razón de que constituyen el único sistema que puede destruirse desde adentro utilizando, perversamente eso sí, sus propios mecanismos, tal como ocurre en Venezuela desde que el chavismo ganó las elecciones en 1998, luego de haber intentado criminalmente llegar al poder por la vía del golpe de Estado.


A este respecto, resulta obvio que la estrategia autoritaria del régimen persigue el desmantelamiento de las instituciones democráticas y el desconocimiento de la soberanía popular representada en el voto. Esta perversión podría agravarse en la medida en que pierde apoyo popular y hasta de su propia gente, como lo evidenciaron las elecciones del PSUV:

¿Habrá que recordar también la actitud represiva del régimen, que no sólo incluye la utilización siniestra de sus fiscales y tribunales, sino también de organismos policiales y algún componente de la Fuerza Armada? ¿Habrá que citar, nuevamente, el creciente número de presos políticos, exiliados y perseguidos, aparte de los viles asesinatos de estudiantes y opositores a manos de sus fuerzas paramilitares, que hoy son clara demostración de la naturaleza dictatorial del régimen?

¿O habrá que recordar la definitiva eliminación de la Asamblea Nacional como parlamento y órgano de control sobre el régimen? ¿Habrá que citar también la judicialización de la política o la politización de la justicia para favorecer los intereses del régimen? (“Todas las sentencias del TSJ han sido a favor del gobierno”, tituló ayer lunes El Nacional  un estudio de expertos que analizaron 45.474 fallos dictados en nueve años.)

Si la oposición quiere derrotar un régimen como el actual debe conocer su verdadera esencia, especialmente cuando mimetiza sus torvos propósitos y en no pocas ocasiones utiliza estrategias distraccionistas para confundir a los adversarios. De esta gran verdad dependerá nuestro éxito para desplazarlo en el porvenir inmediato.

Y no podemos equivocarnos más al respecto.
@gehardcartay
 LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 02 de diciembre de 20|14.

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