martes, 19 de febrero de 2013

Verdades
DEVALUACIÓN Y EMPOBRECIMIENTO
Gehard Cartay Ramírez

Venezuela vive una dramática crisis desde 1999, pero ahora se agravará aún más por la indolencia e incapacidad del actual régimen.
Esa crisis terminal la conforman aspectos políticos, sociales, morales y económicos, y la profundización de cada uno de ellos supondrá un colapso del país más temprano que tarde. Entonces, como sucede con toda crisis, tal vez podamos abrir un nuevo capítulo en la historia venezolana.
La crisis política la conforman la violación permanente de la Constitución, el desconocimiento del Estado de Derecho, la descarada intervención de la dictadura castrocomunista de Cuba y su poder sobre la cúpula podrida del régimen, la ya inocultable acefalía presidencial, la usurpación del poder por parte de una camarilla cívico-militar, la degradación de todas las instituciones, la represión y persecución de la disidencia, la anomia política que cubre todo este proceso putrefacto y la incapacidad de la oposición democrática para posesionarse definitivamente como una fuerza popular que suplante al actual régimen.
La crisis social se manifiesta todos los días en cada rincón del país. Los servicios públicos en general no funcionan o funcionan mal. La marginalidad crece y el empobrecimiento de la gran mayoría de los venezolanos amenaza con una explosión popular sin precedentes. La calidad de vida de nuestro pueblo empeora en la misma medida en que el precio del petróleo sube, mientras que el régimen se ahoga en la sobreabundancia de los petrodólares que le ingresan y que son dilapidados, robados y regalados, sin atender las reales necesidades. Por si fuera poco, la inseguridad ha asesinado impunemente cerca de 200.000 venezolanos en estos nefastos 14 años del chavezato.
La actual crisis moral supera la de los peores gobiernos corruptos y pervertidos que hubo en el pasado. El régimen que sufrimos es el más corrupto y ladrón de la historia republicana. Sus jerarcas se han enriquecido como pocas veces, a costa del patrimonio público de los venezolanos. A todos los niveles oficiales se hacen negociados mil millonarios con los recursos del Estado.
Aún así, y para completar la actual tragedia venezolana, ahora el régimen acaba de poner la última guinda de su monumental  torta histórica: una criminal devaluación del bolívar cercana al 50 por ciento de su valor. Y esta es una tendencia iniciada por el oficialismo hace 10 años, pues ya suman cinco las devaluaciones hecha por el régimen en contra de nuestro signo monetario.
No hay que ser muy avispado para darse cuenta de que, en dos platos, las devaluaciones nos empobrecen a todos, mientras enriquecen al régimen, cuya voracidad corrupta, peculadora y dilapidadora traslada esa ganancia a la cúpula corrupta que ahora usurpa el poder, ante la grave enfermedad del presidente de la República.
Y es que, sin acudir a la complicada jerga de los economistas, lo que los venezolanos de a pié debemos saber es que la devaluación del pasado viernes 8 de febrero implica que el régimen nos ha robado el 50 por ciento de nuestros salarios y depósitos bancarios, mientras que, al mismo tiempo, aumenta al doble el precio de los artículos de la dieta diaria y de los servicios públicos, así como de otras operaciones.
¿O es acaso muy complicado comprender que en un país como este -donde casi todo se importa- al encarecerse en dólar cuando se devalúa el bolívar automáticamente los productos que llegan de afuera serán más costosos? Y no sólo los productos terminados, sino muy especialmente los insumos y materias primas que se importan. Esto significa, a su vez, que ahora muchos productos alimentarios subirán escandalosamente de precios, así como artículos de línea blanca, computadoras y accesorios, artefactos electrónicos, automóviles y pare usted de contar.
La consecuencia inmediata de todo este desastre será un alza considerable de la inflación en Venezuela, la cual, por si fuera poco, es hoy la más alta de nuestro continente y una de las más elevadas del planeta. Se producirá así una dramática reducción del poder adquisitivo de los venezolanos, es decir, se verá muy golpeada nuestra capacidad para comprar comida y bienes, así como el pago de servicios básicos, por citar apenas tres renglones cuyos costos se incrementarán ahora.
En otras palabras, la devaluación de este viernes rojo nos empobrece a todos, pero especialmente a los más pobres. Por eso es que la cúpula que usurpa el poder (Maduro y Cabello) no quiso anunciar en cadena nacional la devaluación del bolívar, a pesar de que todos los días hablan por radio y TV para decir hasta las cosas más estúpidas. Y en el colmo del fariseísmo y la hipocresía “le tiraron el muerto” al viejito Giordani, ministro de Finanzas y eminencia gris de la política económica del chavismo.
En definitiva, todo un monumental nuevo engaño al país entero, como tal como lo hizo también el jefe de régimen, ahora convaleciente en la metrópolis habanera, cuando en las pasadas elecciones presidenciales le mintió a los venezolanos diciéndoles que se había sanado su salud, y en realidad estaba gravemente enfermo como luego lo anunció él mismo, dos meses después de aquel proceso electoral.
Lo cínico de toda esta situación, amigos lectores, es que ocurre cuando el barril petrolero lo vende el régimen a 106 dólares, subió la unidad tributaria escandalosamente, aumentó todos los impuestos, incrementó la deuda externa a niveles astronómicos y aún así tiene el tupé de robarnos la mitad de nuestros ingresos,
Conclusión: la cúpula del régimen se enriquece cada vez más, mientras los venezolanos se empobrecen cada vez más.

(LA PRENSA de Barinas - Martes, 12 de febrero de 2013)

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