miércoles, 14 de agosto de 2013

DESPRECIO POR LA GENTE - GEHARD CARTAY RAMÍREZ


DESPRECIO POR LA GENTE
Gehard Cartay Ramírez

Si algo ha quedado meridianamente claro en estos casi 15 años es el profundo desprecio del régimen por la gente y su capacidad de decidir por sí misma.
Por supuesto que no podía ser de otra manera. El actual ha sido, desde antes de llegar al poder, un régimen caudillista, donde el jefe supremo siempre decidió por los demás, donde la democracia interna nunca ha funcionado y la base y la dirigencia que le han servido de apoyo no tienen ningún poder de decisión.
Agréguese, además, su carácter militarista. Ya se sabe, a este respecto, que la filosofía militar se resume en la simple ecuación “mandar y obedecer”. Mandan los que están arriba y -ergo- obedecen los de abajo. Así actuó siempre el teniente coronel Hugo Chávez Frías, en un alarde de despotismo y desprecio hacia los demás, que Venezuela solo conoció bajo sus más temibles dictaduras.
Lo lamentable es que algunos civiles -intelectuales, gente de izquierda que se decía libertaria, críticos sempiternos del caudillismo y del militarismo, sujetos que jactaban de ser irreverentes contra toda jefatura- terminaron en estos años convertidos en obedientes soldados del jefe militar y en eunucos mentales que renunciaron a sus ideas para postrarse a los pies de uno de los peores caudillos militaristas que hemos padecido en nuestro país.
De manera que un régimen de estas características no podía ser nunca democrático y participativo. Estaba negado a serlo por su propia definición, que excluía toda discusión y toda disidencia. Sólo contaba la palabra indiscutida del jefe supremo, quien decidía en solitario por todos los demás. Recuérdese, por ejemplo, aquella aberrante consigna militar que coreaban sus partidarios vergonzosamente: “Comandante: ¡Ordene que nosotros obedecemos”! Y entre aquellos fanáticos se destacaban magistrados del TSJ, diputados, escritores e intelectuales, rebajados a la triste condición de reclutas civiles ante el gamonal de su rendida admiración.
Sin embargo, conforme a su doble moral -de la que hablamos semanas atrás- y su doble discurso, es decir, su cromosómica hipocrecía, el régimen ha hablado siempre -de la boca para afuera- de “democracia participativa y protagónica”. Pero sólo han sido gárgaras verbales, pura paja, palabrería hueca, demagogia torrencial. Porque nunca han creído en ningún tipo de democracia, por una parte, y porque este régimen se sostuvo siempre en un caudillismo primitivo, nunca en un liderazgo democrático, abierto y tolerante, como el de los dirigentes civiles entre 1958 y 1998.
El régimen nunca ha consultado a sus bases para seleccionar sus dirigentes, y las pocas veces que lo hizo no respetó aquellas decisiones. Recuérdese, por cierto, cómo Diosdado Cabello obtuvo la última votación para integrar la dirección nacional del PSUV, y Chávez lo puso luego de primero. El régimen nunca ha permitido a sus bases elegir candidatos a cualquier cargo. Siempre fue el dedo supremo del extinto jefe único el que los nombró con absoluto desprecio por las comunidades, sin tomar en consideración los liderazgos naturales y sin atender los reclamos de participación de su militancia.
Eso es lo que, una vez más, acaba de ocurrir ahora, con motivo de la selección de sus candidatos a alcaldes. Pero ahora quien lo ha decidido es la cúpula del régimen, luego de negociar en la oscuridad y con habilidad de mafiosos los nombres de sus candidatos. Y no hay que ser muy zahorí para saber quiénes han sido los escogidos: gente mediocre, algunos faránduleros de dudosa reputación, sin vinculación con los municipios, sin otros “méritos” como no sea su lealtad perruna a esa cúpula y, sobre todo, sujetos cuyo compromiso no es con sus electores, sino con un proyecto de poder autoritario y antidemocrático.
Ha sido tan descarada esa actitud de Maduro y del régimen que, una vez más, no les ha importado la opinión de sus partidarios. Por supuesto, mucho menos les importa la opinión de las comunidades que van a elegir alcaldes el próximo diciembre. Pero allí queda retratada, una vez más y con absoluta fidelidad, que este régimen desprecia a la gente, sus opiniones y reclamos. Y que, insisto, aquello de “la democracia participativa y protagónica” ha sido otra estafa más a la buena fe de quienes creyeron o creen aún en ellos. 
Qué distinta, en cambio, ha sido la actitud de los sectores democráticos de la oposición, cuyos candidatos a alcaldes fueron elegidos por el pueblo en una competencia abierta y plural. Fue la gente la que los eligió, y no una cúpula podrida. Por eso mismo, son los candidatos elegidos por sus comunidades, y como tal, comprometidos de antemano con sus electores. No son paracaidistas de otros lados, mucho menos candidatos desconocidos.
Está muy claro entonces lo que debemos hacer en estas próximas elecciones: elegir como alcaldes a los candidatos de la gente y de las comunidades, y rechazar los paracaidistas impuestos por el régimen. Y punto.
@gehardcartay

(LA PRENSA de Barinas - Martes,  13 de agosto de 2013)

viernes, 9 de agosto de 2013

MI COMPROMISO CON BARINAS

Transcripción del discurso del diputado
 GEHARD CARTAY RAMÍREZ
 trasmitido por la red regioal de emisoras en el acto de presentación de su candidatura a Gobernador del Estado Barinas, por el Partido Social Cristiano Copei.

(Barinas, 03 de junio de 1989)


Pueblo de Barinas:
Copeyanos y copeyanas:
Amigos y simpatizantes:

Asumo hoy una decisión singularmente trascendente para mí: la de postularme como candidato a Gobernador del Estado Barinas, en representación de mi Partido Socialcristiano Copei, para las venideras elecciones de diciembre de 1989 (Aplausos).

Una decisión razonada
Se trata de una decisión razonada, producto de una honda reflexión.
No es, en modo alguno, un mero capricho para satisfacer vanidades fatuas, ni para ensayar un proyecto de promoción personal. No he llegado a esta decisión, como ahora lo pretenden otros candidatos, después de haber fracasado en el ejercicio del poder y desperdiciado la extraordinaria ocasión de gobernar cuando el país disponía de cuantiosos económicos y financieros. Por el contrario, yo vengo hoy a solicitarle a mi pueblo una oportunidad para servirle, para trabajar por él, para impulsarlo hacia metas de progreso y desarrollo (Aplausos).

Soy el candidato de la honestidad
Por eso aspiro a ser Gobernador del Estado Barinas electo por el pueblo.
Sé que voy a lograrlo con la ayuda de todos ustedes. Pero no aspiro esa posición —como sí lo ha hecho el probable candidato del partido de gobierno— para enriquecerme y convertirme en un poderoso magnate económico, con millones de bolívares en los bancos y muchas propiedades y bienes, dentro y fuera del país.
Yo no voy a traicionar de esa vil manera a los barineses. Quiero ser gobernador, sí, para derrotar esa vieja y pervertida manera de hacer política en función del aprovechamiento personal en el ejercicio del gobierno regional. Quiero ser gobernador para vencer la corrupción que ahora nos gobierna, causa y raíz de gran parte de nuestros males. Quiero ser, pues, en este proceso electoral, el candidato a gobernador de todas las fuerzas de la honestidad, para derrotar de una vez por todas en diciembre al candidato de la corrupción y de los ladrones del erario público (Aplausos).

Me siento acompañado por la mayoría
Mi candidatura encarna la voluntad de la sociedad civil barinesa contra la rosca corrupta e ineficaz que ha gobernado al estado en los últimos años y que ha degradado la política regional y hasta la propia manera de gobernar. A esa rosca me voy a enfrentar, sabiendo que se trata de una empresa arriesgada debido a su compleja madeja de intereses y complicidades.
Pero asumo los riesgos y sus consecuencias en la absoluta seguridad de que contaré con la mayoría de los barineses para triunfar en esta lucha, a la que he consagrado mi actividad política y buena parte de mis energías. No me va a detener la calumnia, ni voy a vacilar frente a la mentira. No me van a cerrar el camino los dineros de la corrupción, ni me van a intimidar los ataques bajos y sucios. He tomado esta decisión, repito, porque me siento acompañado por la mayoría de mis paisanos, y junto con ellos sentiré que he cumplido con mi deber al saberme, en diciembre próximo, depositario de la confianza popular para gobernar a este gran estado llanero (Aplausos).

Nací en cuna humilde
Soy un barinés integral, apegado a su querencia nativa y comprometido con su grandeza y bienestar. Provengo de una familia raigalmente vinculada a esta tierra, formada en el trabajo creador y amasada con afecto y humildad.
Por cierto que algún adversario político ha pretendido negarme esa condición de hombre venido de orígenes humildes. No voy a perder tiempo respondiendo a esa falacia: los barineses me conocen suficientemente y saben que he llegado a ser lo que soy gracias al trabajo y al esfuerzo de una familia cuyo jefe dedicó la mayor parte de su vida al afán diario, detrás del mostrador de su negocio, para graduar a sus hijos, con la invalorable ayuda de su mujer, entregada ella a la noble empresa del afecto y la formación de su hogar (Aplausos).
Nací, pues, en cuna humilde y a esa condición me debo, pero, alérgico como he sido y soy a la demagogia que tanto practican los adversarios, proclamo hoy desde aquí que aspiro a ser el gobernador de todos, sin distingos ni discriminaciones de ninguna naturaleza (Aplausos).

Barinas vive su más grave crisis
Asumo esta decisión en momentos en que Barinas vive su más grave crisis política y social.
Nunca antes los barineses habíamos acudido a una coyuntura más difícil, en donde campea el pesimismo y en donde hay ancho campo para la desesperanza.
Hoy por hoy, la gente de Barinas —como la gente todo el país— siente que el porvenir no es seguro y que estamos amenazados por una crisis que cada vez se hace más inminente. El propio Presidente de la República, a pocos días de haber tornado posesión de su cargo, dijo que Venezuela está descapitalizada y el país en quiebra, con lo cual trataba de explicar las medidas económicas que con posterioridad su  gobierno ha tomado. La verdad es que hoy Venezuela, después del ejercicio del gobierno anterior, está en una situación ciertamente critica, con sus reservas monetarias agotadas y con una sensación de amargura y de frustración porque no se actuó con diligencia y responsabilidad, y se nos condena hoy, a nosotros y a nuestros hijos, a un futuro que sin duda alguna será sombrío si no se toman los correctivos del caso.
Barinas no escapa a esa crisis. Por el contrario, hay que decir con absoluta responsabilidad que si alguna región sufre los rigores de esa crisis es, precisamente, la región barinesa. Hemos sido un estado con una extraordinaria potencialidad agropecuaria y, sin embargo, las medidas que el gobierno ha tomado están frenando realmente y en forma dramática el desarrollo de esta potencialidad agrícola y pecuaria.

Se han multiplicado nuestros problemas
En estos últimos años, los barineses hemos visto multiplicar nuestros problemas y aumentar nuestras calamidades.
Somos, de acuerdo con un estudio del Ministerio de la Familia, publicado el año pasado, el segundo estado más pobre del país porque la mayoría de las familias que habitan en esta entidad se encuentran en situación de pobreza crítica. Además, y por si fuera poco, la gran mayoría de los barineses no tienen acceso a ingresos estables; no hay servicios públicos eficientes, ni viviendas, ni oportunidades de trabajo.
Barinas es, hoy por hoy, gracias al gobierno de Acción Democrática, el primer estado en cifras de mortalidad infantil y probablemente una de las entidades regionales donde los servicios de salud no funcionan como debe ser, pues el estado de deterioro de sus hospitales y centros de salud es realmente vergonzoso y deplorable.
Entre esos problemas, hay uno realmente acuciante, que podríamos citar como ejemplo de la negligencia e incapacidad de quienes gobiernan a Barinas: la dramática escasez de agua potable en la región.
Yo diría que la gran mayoría de nuestras ciudades y localidades del interior están sufriendo de manera inclemente la falta de agua. A esto hay que unir el tratamiento demagógico e irresponsable que le ha dado —antes y ahora— el gobierno adeco a este problema, ofreciendo a cada rato que se van concluir obras y acueductos que nadie ve por ningún lado, porque en todas partes la queja es la misma.
En Barinitas, en Ciudad Bolivia, en Santa Bárbara, en Barrancas, en Sabaneta y en cualquiera otra de las localidades importantes del estado el problema del agua es realmente dramático. Y en el caso de la ciudad de Barinas, nuestros habitantes de los barrios son los mejores testigos de cómo los gobiernos adecos los han condenado a la sed porque no han buscado solución al problema del agua que tánto afecta a nuestra capital (Aplausos).
Lo mismo podríamos decir con respecto a otros servicios públicos, como el aseo urbano, el deterioro de la vialidad urbana y rural, así como las fallas del transporte colectivo. Nos preocupa, pues, que junto a todas estas fallas se agreguen otras como la baja calidad de nuestra enseñanza, el estado de abandono en que se encuentran las instalaciones educativas y deportivas; la alta politización en la selección del personal docente; la falta de estímulos e incentivos para profesores y maestros y, por si fuera poco, la mediocridad y pequeñez con que el gobierno dirige nuestra educación regional y nacional.

La ruina del sector agropecuario
Y para referirme con especial atención a lo que yo considero que es el problema medular que vive Barinas en estos momentos, allí está la crisis que azota al sector agropecuario: este gobierno ha condenado a nuestros productores, agricultores y campesinos a la quiebra, porque las últimas medidas, si a algún sector golpean realmente, es al sector agropecuario.
En lo práctica, pues, el gobierno ha decretado la ruina de nuestros ganaderos y agricultores, al decretar también el aumento exorbitante y escandaloso de los insumos y maquinaria agrícola que se requieren, al tiempo que cierra toda posibilidad de estímulos por la falta de precios remunerativos y, sobre todo, por el costo agobiante que suponen en este momento los instrumentos básicos para esta actividad tan fundamental.
Por si fuera poco, y a pesar de la propaganda demagógica que muchas veces inunda nuestros medios de comunicación social, en Barinas carecemos todavía de un plan de vialidad rural y agrícola que permita a nuestros productores y campesinos llevar sus cosechas hasta los centros de distribución y mercadeo.
Tampoco hay en este momento —y esa denuncia la han hecho los sectores gremiales del ramo— financiamiento oportuno para nuestros productores del campo. Prácticamente se los ha condenado a la inactividad y la ruina, y es muy seguro que disminuyan importantes rubros agrícolas en este período de siembra, porque, hasta ahora, repito, no ha habido estímulos reales en este materia, por lo cual, además, tendremos que prever la existencia de un posible desabastecimiento en los próximos meses.

Marginalidad e inseguridad
Amigas y amigos de Barinas:
Compañeros y compañeras del partido:
Si hay algún reto fundamental que debemos asumir con motivo de la próxima elección popular de los gobernadores, ese es precisamente el del alarmante crecimiento de nuestra marginalidad social. Aquí en Barinas vemos cómo crecen los cinturones de miseria y cómo en los barrios no hay servicios públicos de ninguna naturaleza.
Si a todo esto unimos el temor constante en que viven los barineses, producto de la inseguridad personal que tanto nos golpea, entonces tenemos derecho a decir que Barinas se encuentra realmente colapsada en casi todos los sentidos. Hay temor, zozobra y angustia en los campos y ciudades y campos barineses por efectos del crecimiento de la delincuencia organizada ante la impotencia de los organismos policiales. Al flagelo de la delincuencia de cuello blanco que se ha apoderado de altas esferas del gobierno, hay que agregar ahora el flagelo de la delincuencia común que aterroriza a nuestras familias y amenaza a los hombres de trabajo; que no tiene respeto por las casas de nuestros hogares en las ciudades, ni respeto tampoco por el trabajo creador de la gente del campo, azotada también por los desmanes del vandalismo y el hampa desbordada.

Convoco a la esperanza y al optimismo
Todo este panorama difícil, sin embargo, no nos puede hacer pesimistas. Yo vengo esta mañana a decirle a los barineses que como candidato a Gobernador estoy conciente de la difícil situación que vive Barinas, pero que creo igualmente que todavía hay espacio para convocar a la esperanza y al optimismo.
El Congreso de la República aprobó el año pasado la Ley de Elección y remoción de los Gobernadores de Estado, para responder así a una expectativa creciente que venían planteando importantes sectores de la opinión pública venezolana. Ahora en diciembre vamos a terminar, por fin, con la vieja práctica según la cual el Presidente de la República escogía a dedo a quienes iban a ser los gobernadores, y a poner en manos del pueblo la decisión de elegir a quien considere más capaz, honesto y competente para el ejercicio de ese alto cargo.

Los poderes del Gobernador electo
Junto con esa extraordinaria oportunidad que se le dá al pueblo para elegir a sus gobernadores, el Congreso debe legislar en los próximos días sobre un importante paquete de leyes, entre los cuales destacan la llamada Ley de Transferencias y la reforma de la Ley de Inversión del Situado Constitucional.
Con la Ley de Transferencias se le van a otorgar a los Gobernadores poderes que ahora no tienen, porque, al fin y al cabo, hoy son simples funcionarios del Ministerio de Relaciones Interiores que apenas si tienen facultades para nombrar prefectos o miembros de su gabinete ejecutivo regional. Con la Ley de Transferencias, al Gobernador se le convierte en el agente del Poder Público Nacional y se ponen bajo su autoridad los organismos nacionales que funcionan en cada entidad federal.
Todo esto le va proporcionar al Gobernador un poder muy importante que, unido a la reforma de la Ley de Inversión del Situado Constitucional, permitirá inyectar los recursos financieros de que hoy disponen las Gobernaciones de Estado a planes muy concretos de desarrollo regional. Como todos sabemos, actualmente la ley establece que los aportes que hace el Poder Central a los estados son en proporción directa a la base poblacional, y eso trae como consecuencia que algunas entidades federales, como Barinas y Apure, por citar dos casos, sean las que tienen menos acceso a esa posibilidad de disponer de una mayor cantidad de recursos financieros. Con la reforma a la Ley del Inversión del Situado Constitucional esa situación se va a revertir, porque los estados tendrán perfecto derecho a obtener mayores recursos de los que hay disponen y porque esos recursos no pueden ser solamente para la región central del país (Aplausos).

La lucha por la Barinidad
Con este panorama yo creo, queridas amigas y queridos amigos, que hay lugar para el optimismo.
Yo convoco a los barineses, sin excepción alguna, para que trabajemos en función de salir exitosamente de la difícil situación que ahora vivimos. Yo le propongo a los barineses, como candidato a Gobernador del estado en las próximas elecciones populares de diciembre de este año, que nos reunamos todos alrededor de un proyecto común: la Barinidad, que nos permita a todos, sin distingos da ninguna clase, repito, luchar por un ideal que contagie de mística al pueblo de Barinas, a sus dirigentes y especialmente a su juventud, a fin de que tengamos la suficiente confianza, aliento, empuje y vigor para echar hacia adelante a Barinas y darle así el destino que se merece (Aplausos)
Podemos y debemos resolver los problemas que ahora nos agobian. Podemos y debemos superar el estado de crisis en que ahora vivimos los barineses. Podemos y debemos enfrentar como un desafío la crisis de los servicios públicos, la crisis de la salud, la crisis educativa, la crisis del sector agropecuario, y, en definitiva, la crisis generalizada que, en cada una de nuestras localidades interioranas y en la propia capital del estado, detiene y frena nuestras posibilidades de desarrollo.

Hacia la Barinas del año 2000
Yo le propongo a los barineses, no un programa demagógico que sea imposible cumplir, ni tampoco un discurso kilométrico ofreciendo miles de soluciones que muchas veces chocan contra la realidad de los hechos.
Yo los propongo a los barineses una opción para salir adelante: les propongo que convirtamos a Barinas en lo que debe ser para el año 2000 y en estos años que faltan de aquí al año 2000: el reto fundamental que tiene Barinas es el de ser el polo de desarrollo agropecuario de Venezuela (Aplausos) ...porque así como el Zulia es hoy el polo de desarrollo de la industria petrolera; así como Guayana es el asiento de la industria pesada; así como el centro del país tiene en su seno a la industria de la producción de bienes y servicios; así también los barineses estamos llamados a convertir esta zona en el centro motor del desarrollo agrícola y pecuario.
Y quiero decir que una de las primeras medidas que voy a tomar al ser electo Gobernador es la de pelear en el Congreso por la aprobación de una ley-programa, con los presupuestos suficientes para darle a los campesinos, a los agricultores, a los productores y a los ganaderos fuentes seguras de financiamiento para superar la situación que ahora lamentablemente  vivimos (Aplausos). No será fácil, desde luego. Todo dependerá, en última instancia, de que la mayoría parlamentaria apruebe nuestra iniciativa.

Ofrezco un nuevo liderazgo
Por eso, amigas y amigos, yo vengo esta mañana a dejar en la conciencia y en las manos de ustedes este propósito y esta esperanza.
Durante mucho tiempo he dedicado buena parte de mi vida a la lucha política, fundamentalmente al trabajo por mi Estado Barinas. Creo que somos una región con extraordinarias potencialidades, con riquezas hídricas y madereras, con suelos fértiles y con un destino fundamental desde el punto de vista del crecimiento económico basado en el trabajo y en la utilización y explotación racional de las riquezas que albergan las entrañas de nuestro territorio.
Creo que lo que ha pasado es que no hemos tenido, en los últimos años, un liderazgo capaz de poner en marcha los recursos materiales y los recursos humanos en función de luchar por un gran ideal colectivo. Yo le propongo a Barinas un nuevo liderazgo, para que bajo esa premisa fundamental de trabajar por nuestra región podamos todos, sin distingos de ninguna naturaleza, insisto, sentir que nuestra contribución será trascendental para convertir en el porvenir inmediato a Barinas en uno de los estados más importantes del país (Aplausos).

Mi compromiso con Barinas
Me comprometo pues, en nombre de ese espíritu de lucha que me ha movido durante toda mi vida política; en nombre de ese amor entrañable que profeso por mi tierra; en nombre de toda mi familia, que tánto quiere a esta tierra; en nombre de Marisela, mi esposa, barinesa de raigambre como yo (Aplausos); en nombre de mis hijos: Guillermo Andrés, Mariana Luisa y Luisana María, en quienes veo a los hijos de todos ustedes (Aplausos); y en nombre de todo cuanto me une a Barinas, yo me comprometo esta mañana a liderizar un extraordinario movimiento de renovación moral y política para sacar a Barinas del estancamiento en que se encuentra y para poder decir con orgullo en el futuro que los barineses de esta hora cumplimos con nuestra misión, que los barineses de esta hora estuvimos a la altura de los desafíos y que los barineses de esta hora fuimos capaces de crecernos para superar nuestras propias adversidades (Aplausos).

Barinesas y barineses:
Este es mi propósito. Este es mi ideal. A todo cuanto he dicho, con honestidad y sinceridad, de buena fe, con el corazón en la mano, yo me comprometo hoy como candidato a Gobernador.
Sepan ustedes que no los voy a defraudar porque soy parte del pueblo, porque creo en el pueblo y porque como próximo Gobernador de Barinas trabajaré por el pueblo.
Muchísimas gracias a todos (Prolongados aplausos).


(Los subtítulos han sido agregados para facilitar el tratamiento de los temas contenidos en esta importante intervención)


martes, 6 de agosto de 2013

CARADURISMO Y CINISMO
Gehard Cartay Ramírez

 Así, y no de otra manera, hay que calificar la hipocresía del régimen al promover una supuesta marcha “anticorrupción” el pasado sábado.
Oxímoron, tal vez la hubiera llamado el desaparecido Manuel Caballero, para referirse a aquello que constituye un contrasentido en sí mismo. Porque, ciertamente, ¿cómo pueden auto catalogarse como “anti corruptos” quienes han sido los corruptos y corruptores más descarados en la historia del país, desde que asumieron el poder en 1999?
Sería lo mismo que los narcotraficantes encabezaran una marcha contra la drogadicción, o que los violadores infantiles convocaran una manifestación contra el abuso de menores, por citar dos ejemplos igualmente grotescos.
¿Cómo puede, en justicia, el régimen más corrupto de la historia venezolana convocar una marcha para “protestar” contra la corrupción, mucho menos aparecer ahora como “adalides” de un movimiento para combatirla? ¿Cómo pueden presentarse en semejante papelón, luego de casi 15 años robándose los recursos públicos de los venezolanos?
¿Creerán que somos tan estúpidos para no recordar que desde 1999 en este país no actúa la Contraloría General de la República contra la corrupción administrativa, ni ninguno de sus órganos auxiliares a nivel regional y municipal? ¿Pensarán que hemos olvidado que la Fiscalía General nunca ha actuado en las múltiples acusaciones de corrupción contra connotados dirigentes del oficialismo?
Ahora resulta que para el régimen la corrupción sólo existe en la oposición, argumento necio por donde se le analice. ¡Ah, pero los multimillonarios casos de corrupción que han escandalizado al país en estos tres lustros de ladronerías chavistas, a esos no se refieren nunca y los esconden como hace el gato con sus excrementos!
Ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Pretenden ocultar la mega corrupción del régimen actual, al lado de la cual la anterior palideció. ¿Porque no actuaron a comienzos del régimen, cuando se destapó la inmensa corrupción del Plan Bolívar 2000, cuyos autores nunca fueron condenados? ¿O frente a los inmensos negociados a propósito de la nunca culminada reconstrucción del Estado Vargas, luego del deslave de 1999?
¿Y las denuncias de corrupción mil millonaria del Fondo Único Social, de Fondur, del desaparecido Banco del Pueblo (cuyo presidente se suicidó entonces), Banco Industrial, Seniat, Centro Simón Bolívar, Convenio Petrolero con Cuba, Fondo de Inversiones Macro Económicas -cuya responsabilidad fue asumida personalmente por Chávez-, la emisión y reventa ilegal de bonos de la deuda pública y pagarés, el fraude de las “notas estructuradas” del ministro Nóbrega, el latrocinio continuado del Bandes hasta hoy día, CVG, Edelca, la gigantesca partida secreta creada con el Fondo Especial de PDVSA (más los contenedores de Pdval con 200 millones de kilos de comida podrida, el desfalco al fondo de pensiones de la estatal petrolera o el robo descarado de la cúpula petrolera), los saqueos en varias gobernaciones afectas al régimen, etc., etcétera? Billones y billones de bolívares fueron robados ante la vista gorda del jefe de la robolución bolivarera y nada pasó. Todos estos latrocinios han ocurrido en los últimos 14 años, y ningún jerarca rojo rojito está preso.
Pero la cosa no paró allí. Hubo casos realmente escandalosos en la escena internacional, aunque fueran nimiedades al lado de los miles de millones de bolívares que se ha tragado la corrupción chavista hasta ahora. Recuérdese, por ejemplo, los 800 mil dólares del famoso “maletín de Antonini”, destinados a financiar la campaña electoral de la presidente de Argentina. Muchos otros maletines más repletos de petrodólares también sirvieron para pagar campañas electorales de candidatos panas del extinto en algunos países. Y varios de ellos, incluso, fueron entregados a la guerrilla colombiana, según lo revelaron los informes de las computadoras de jefe guerrillero Raúl Reyes.
Y eso para no referirnos a la descomunal corrupción subterránea estimulada por el régimen en todos estos años para asegurarse el control de mafias militares y civiles que contrabandean la gasolina en la frontera con Colombia, saquean oro y piedras preciosas en Guayana o Amazonas y manejan impunemente las redes de narcotráfico, actividades que dejan milmillonarias ganancias, ante la mirada cómplice de las autoridades.
¿Nos van a venir ahora entonces con el cuento chino de que van a combatir la corrupción? ¿Ellos, que son los principales corruptos? Y menos Maduro, que no abrió nunca la boca para denunciar y condenar todos estos casos, ¿se la va a llenar ahora hablando contra la corrupción, rodeado de los mayores saqueadores de los recursos de los venezolanos?
 LA PRENSA de Barinas - Martes, 06 de agosto de 2013.

miércoles, 31 de julio de 2013

EL FRACASO CONTINÚA
Gehard Cartay Ramírez
¿Puede extrañar a alguien el fracaso del usurpador y su cúpula podrida en sus primeros 100 días, si es la nefasta continuación del régimen de destrucción nacional iniciado en 1999?
¿Habrá algún ingenuo que crea que podía producirse un cambio en este tiempo? ¿Pensaba alguien que este sujeto y su combo, dándose cuenta de su responsabilidad histórica, intentarían rectificar tantas equivocaciones y yerros colosales? ¿Alguien pudo confiar en que iba dejar su impronta personal, luego de esta acumulación de equivocaciones de su extinto jefe y tutor?
 Todo cuanto está pasando no es sino lo que tenía que ocurrir. A un segundón y espaldero como este, puesto a dedo en el cargo, rodeado de mafias de poder envilecidas, no le queda ninguna capacidad de maniobra como no sea la de negociar con estas para garantizar su permanencia en el poder. Lo demás, es decir, el país y su gente, le importa un bledo.
Lamentablemente, el poder está en las peores manos que uno pueda imaginar. Gente sin preparación ni estudios, comenzando por quien lo encabeza -que ni siquiera pudo graduarse de bachiller-, pero además corruptos en grado sumo, politiqueros y mercaderes a quienes no les duele este país. No deja de ser una cruel ironía que ellos se estén llenando, mientras hoy hay más pobreza y miseria.
Y todo ello, en medio de un ejercicio autoritario del poder, expresado en el control total de las instituciones del Estado (incluyendo la Fuerza Armada) para beneficio de quienes lo detentan; en un sistema judicial postrado ante ellos, que sólo persigue y enjuicia a la disidencia política; y en el secuestro peculador del sistema oficial de medios de comunicación, sin faltar el acoso a los medios privados.
Así es como hemos llegado a este desastre que padecemos y que se expresa en terribles cifras: 100 días que acumulan 5.000 asesinatos; aumento creciente del desempleo; y servicios públicos caóticos, en especial en el suministro de la energía eléctrica, el agua potable y la salud. Y eso sólo para referirnos a aspectos esenciales de la calidad de vida, que funcionan bien en cualquier país con menos recursos que Venezuela.
El régimen del usurpador ha elevado la inflación en un 40 por ciento en apenas 100 días (*). Pero la que sufren los pobres subió al 57 por ciento. Venezuela tiene hoy la quinta inflación más alta del mundo, sólo superada por Bielorrusia, Sudán del Sur, Sudán e Irán. Desde 2007 tenemos la inflación más alta de América.
20 por ciento de los alimentos de la cesta básica no se consiguen. Hay carestía, desabastecimiento, racionamiento y especulación en todas partes. Ya van tres devaluaciones desde que tomó el poder este presidente nombrado por el CNE, y hoy  nuestro signo monetario no vale nada.
Desde 1999 el régimen ha venido acabando con el aparato productivo nacional, tanto oficial como privado. No producimos ya casi nada. Fábricas cerradas, fincas ocupadas y fuga de inversiones son el saldo de una desastrosa política económica orientada desde Cuba, basada en el sistema comunista que ha fracasado en todas partes. Ahora importamos el 80 por ciento de lo que consumimos -especialmente alimentos-, y el régimen ha llegado al colmo de tener que comprarle gasolina a Estados Unidos, lo que debería avergonzarlos dada su bullanguería “antiimperialista”.
El déficit fiscal, es decir, los gastos que el régimen ya no puede pagar, es uno de los más altos del mundo. Por eso, nos están endeudando hasta niveles absurdos, especialmente con China. Les han  hipotecado el futuro a nuestros hijos y nietos, que serán los que tendrán que pagar esta colosal deuda.
Vale la pena detenerse en este punto: cuando Chávez llegó al poder en 1999 la deuda venezolana era de 31.484 millones de dólares (32 por ciento del Producto Interno Bruto). El año pasado llegó a 216.053 millones de dólares (71 por ciento del PIB), es decir, se ha multiplicado por siete bajo el chavismo, y eso sin contar la deuda acumulada en lo que va del presente año.
Y mientras el país se endeuda y empobrece cada vez más, la cúpula del régimen y la plutocracia financiera y económica que ha creado en estos casi 15 años siguen enriqueciéndose a manos llenas. Nunca antes Venezuela había sido saqueada como viene siéndolo desde 1999, a manos de una cúpula podrida, corrupta y corruptora, como pocas veces ha habido en el mundo, y dicho sea esto sin exagerar.
Pobre país el nuestro, al que Dios dotó de riquezas de todo tipo, pero casi siempre esquilmado desde el poder por corruptos de toda laya, aunque -también hay que decirlo- nunca antes los hubo tan criminales y desalmados como los que hoy lo ejercen en mala hora para los venezolanos.
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(*) Todas las cifras citadas son del Banco Central de Venezuela.
LA PRENSA de Barinas - Martes, 30 de julio de 2013

lunes, 29 de julio de 2013


LA DOBLE MORAL DEL RÉGIMEN
Gehard Cartay Ramírez
Resulta obscena la doble moral del régimen que padecemos los venezolanos, iniciado hace ya casi 15 años.
Doble moral para acusar y castigar a los demás por todo  aquello que ellos sí han hecho y siguen haciendo, ahora amparados en el ejercicio totalitario del poder. Lo curioso e irónico es que esas acusaciones los definen a ellos mismos desde que, con alevosía y nocturnidad, forzaron las ventanas de la institucionalidad para asaltar el poder por la vía del golpe de Estado el 4 de febrero de 1992. Centenares de muertos provocaron aquella noche. Nunca se hizo justicia al respecto, pero ni esas muertes ni los delitos de ahora quedarán impunes. Algún día tendrán que responder ante la Historia y los tribunales.
Dicen ser bolivarianos y hacen todo lo contrario de lo que proclamó el Libertador en su momento: la inconveniencia de que un sujeto se perpetúe en el poder; los perjuicios del militarismo como forma de gobierno; el principio de moral y luces como bases del ejercicio gubernamental; o el ideal de que la República se sostiene con la presencia de hombres ilustrados en su conducción.
Acusan a sus adversarios, con ocasión o sin ella, de ser golpistas. La historia ya ha comprobado que Chávez y los felones que lo acompañaron en febrero de 1992 han hecho del golpismo su filosofía y su razón de ser. Casi una década conspirando en los cuarteles y un fallido golpe de Estado los hicieron emerger a la notoriedad, descartando toda forma de lucha civil y democrática.
 Ahora, al frente de un régimen que desconoce la Constitución y las leyes, desarrollan un golpe de Estado continuado para apoderarse del poder total. Y tienen el tupé -ellos, que han sido y son golpistas hasta en sus cromosomas- de acusar de “golpistas” a quienes hoy se le oponen, cuando los hechos desmienten esa falacia.
Acusan a sus adversarios de ser fascistas, siendo que ellos sí lo son. Quien haya leído los decretos que los golpistas de 1992 tenían preparados en caso de triunfar, encontrará allí principios fasciocomunistas, copiados de los que aplicaron en su momento Hitler, Stalin y Mussolini. Esos decretos liquidaban las instituciones democráticas (algo que ellos, por cierto, criticaron al tristemente célebre decreto de Carmona, tildándolo de dictador, vaya ironía), desconocían los derechos humanos y desataban una cacería criminal contra sus adversarios.
Se las echan de honestos en el manejo de los recursos del Estado y se han convertido en el régimen más corrupto de toda la historia venezolana. Han saqueado al Estado venezolano y creado una nueva plutocracia gracias al robo de los recursos públicos, mientras  la gran mayoría de los venezolanos son hoy más pobres. Lo peor de todo es que una vergonzosa impunidad impide que ahora sean investigados, juzgados y condenados, en virtud de que los organismos que deberían hacerlo obedecen perrunamente a la cúpula podrida del régimen.
Pretenden convencer a los demás que con ellos se inició una nueva etapa de progreso para Venezuela, pero la realidad los desmiente. Nunca antes nuestro país había estado peor, y las pocas cosas buenas que tenemos, corresponden a ese pasado que tanto aborrecen los personeros del régimen. Precisamente su labor de destrucción sistemática de la democracia y la institucionalidad corrobora la existencia de un país mejor que este de ahora.
Se jactan de ser incluyentes (“Ahora Venezuela es de todos”), pero centenares de miles de compatriotas han sido excluidos, despedidos de sus cargos, presos sin fórmula de juicio, perseguidos, aterrorizados o echados al exilio. Las listas Tascón, Maisanta  y otras son copia fiel de prácticas nazis, comunistas y fascistas.
Se las echan de patriotas, pero son dirigidos desde Cuba, cuya tiranía toma la mayoría de las decisiones y ocupa los altos niveles del régimen imperante, por ahora, en Venezuela. Dicen ser antiimperialistas, pero nos han endeudado y atado al actual imperio chino, como nunca antes lo hizo ningún gobierno con potencias extranjeras. Dicen ser respetuosos de los derechos humanos, pero son aliados de gobiernos criminales como los de Irán, Siria, Bielorrusia, China, Rusia, y antes, del Irak de Hussein y la Libia de Gadafi.
Doble moral, doble discurso, sin duda. El actual régimen incurre en los mismos vicios que tanto le critica a los gobiernos anteriores, pero se niega a practicar tan siquiera algunas de sus virtudes.

 LA PRENSA de Barinas - Martes, 23 de julio de 2013.

lunes, 22 de julio de 2013

DISCURSO DE GEHARD CARTAY RAMÍREZ, EN NOMBRE DEL MOVIMIENTO LIDERAZGO EMERGENTE

“EL PRÓXIMO GOBIERNO DEBERÁ ENCARAR COMPLEJOS DESAFÍOS QUE PROBABLEMENTE NINGÚN OTRO HA ENFRENTADO”


DISCURSO DEL DIPUTADO
GEHARD CARTAY RAMÍREZ
 AL ANUNCIAR EL RESPALDO DEL MOVIMIENTO “LIDERAZGO EMERGENTE” A LA PRECANDIDATURA PRESIDENCIAL DE RAFAEL CALDERA

(Caracas, Hotel Tamanaco, 01 de septiembre de 1987)

Estamos aquí reunidos para realizar un acto de afirmación y confianza en el porvenir de Venezuela.
Queremos, al lado suyo, Presidente Caldera, convocar a quienes, como nosotros, son parte fundamental de la Venezuela que viene y conformar el liderazgo emergente que desde ya se prepara para afrontar los desafíos del futuro.
No venimos aquí a invocar el pesimismo como práctica masoquista o como fácil excusa, aunque, justo es decirlo, no escondemos nuestra preocupación por la grave crisis que atravesamos. No venimos aquí a ofrecer falsas promesas, ni a ilusionar a nadie con la demagogia de aquello que no se puede cumplir, aunque, también debemos decirlo, sí creemos que el país tiene salida y estamos dispuestos a ofrecer nuestro concurso al respecto. Venimos, pues, con una alta dosis de realismo y con la absoluta convicción de que Venezuela reúne recursos humanos y materiales para salir adelante. 
Estamos aquí porque creemos en la necesidad de un robusto liderazgo moral y político para enfrentar las dificultades que nos agobian. Y ese líder no es otro que usted, Presidente Caldera.
Estamos aquí porque sentimos la urgencia de un verdadero hombre de Estado al mando de la Nación. Y ese capitán no es otro que usted, Presidente Caldera.
Estamos aquí porque nos hemos convencido de que sólo un líder de su talla será capaz de convocar a los venezolanos en la tarea ciclópea de reconstruir al país quebrantado que a usted, como a nosotros, le duele tanto.
Sabemos, tan bien como usted, que tamaña empresa no es obra de un solo esfuerzo o de una sóla voluntad. Pero a quienes dicen por allí que no es una tarea mesiánica, pretendiendo con ello, sin lograrlo, vulnerar su opción presidencial, les decimos también que la misma, como empresa nacional de extraordinarias proporciones, requiere indudablemente de un conductor y guía de las más elevadas condiciones morales y políticas, capaz de despertar la confianza y la solidaridad de las grandes mayorías venezolanas. Y ese compatriota, dicho sea con todo respeto por quienes también aspiran a conducir al país en 1989, ese compatriota, repito, no es otro que usted, Presidente Caldera.
Está largamente demostrado, por lo demás, que usted ha sido siempre un hombre que cree y practica la democracia, el diálogo y el pluralismo.  Su anterior gestión de gobierno demostró su inclinación a rodearse de los mejores, dentro de un clima de respeto a las ideas y derechos humanos y con un saldo de ejecutorias que pocos Presidentes de Venezuela pueden presentar en su gestión.
Esas condiciones suyas son garantía de que realizará un gobierno de amplitud nacional, con las mejores voluntades y la mayor suma de inteligencias y capacidades para derrotar la crisis. Y aunque no quisiera extenderme ahora en consideraciones sobre el pasado, sí debo decir aquí algo        que todos sabemos pero que debe repetirse: la suya es una hoja intachable de servicios a Venezuela, todo lo cual le ha permitido acumular la experiencia que tanto necesitamos y que, por lo demás, sólo puede ser utilizada después que se obtiene y no antes, como resulta lógico y comprensible.
Por esto mismo, quienes ahora le manifestamos nuestra solidaridad estamos convencidos igualmente de que la Venezuela presente y futura no puede dejarse en manos de la improvisación, ni mucho menos a disposición de quienes utilizan el populismo y la irresponsabilidad demagógica como anzuelos para pescar votos ingenuos o ilusos. No es tiempo para adentrarnos en aventuras ya vividas o por vivirse. Es tiempo de que la experiencia sea el patrón que señale caminos y pautas a quienes nos sabemos con derecho a participar en la construcción de un país a la medida de las aspiraciones y sueños de todos los venezolanos.
Usted, Presidente Caldera, además de la experiencia de que hablamos, tiene clara noción de su responsabilidad en este momento histórico que vive Venezuela. Nos acogotan gravísimos problemas, mientras nos acercamos cada vez más a nuevas dificultades y tropiezos. La Venezuela de hoy se encuentra en serias dificultades financieras, no obstante la cercanía de tiempos ya idos en los cuales la abundancia no fue aprovechada para superarnos, sino que más sirvió de abono a la corrupción, el facilismo y la inversión de algunos de nuestros valores de comportamiento colectivo, entre ellos, la austeridad, la templanza y el trabajo productivo.
Constituye aún una vergüenza que debemos liquidar el hecho monstruoso de que una porción considerable de nuestros compatriotas subsista en condiciones de pobreza crítica, mientras, por otra parte, crecen el desempleo, la inseguridad personal, la falta de oportunidades y la amenazante marginalidad social y económica. Nuestro pueblo es golpeado, día a día, por el alto costo de la vida y la especulación, sin posibilidad alguna, no sólo de mejorar tan difícil situación, sino de sentirse resguardado y estimulado por el poder del Estado. Nuestros jóvenes se están graduando de profesionales desempleados, mientras que la clase media ve reducir cada vez más sus posibilidades y expectativas.
El panorama es sombrío y preocupante, y nos angustia no sólo como venezolanos sino como jóvenes que actuamos en diversas áreas del acontecer nacional. Los políticos, intelectuales, empresarios, profesionales, artistas, deportistas y periodistas que hoy nos congregamos en esta significativa ocasión no queremos evadir nuestra responsabilidad con Venezuela. Queremos asumirla con decisión y coraje, con humildad y generosidad, poniendo al servicio del interés del país lo que somos y lo que podemos hacer en su beneficio.
No estamos pidiendo un papel estelar que no nos corresponde aún. No creemos en esquemas generacionales, las más de las veces oportunistas y vanidosos. Queremos unir nuestro esfuerzo al suyo y al de cualquier venezolano de buena voluntad que le indigne y le duela la difícil coyuntura que en este momento golpea al país y sus posibilidades.
El próximo gobierno, y usted lo sabe, deberá encarar complejos desafíos que probablemente ningún otro anteriormente ha enfrentado. Lo que algunos expertos han denominado El Efecto Venezuela, que resume la triste historia -reciente por lo demás- de un país que lo tuvo todo a manos llenas sin aprovecharlo debidamente, para arrastrar luego esa penosa deuda que tanto nos pesa, esa absurda realidad que hoy nos condiciona tan intensamente, debemos erradicarla de nuestro quehacer colectivo como nación. Y podemos hacerlo, sin duda alguna, si somos capaces de superar los traumas de los desaciertos recientes y los complejos que tanto nos atan al pesimismo desalentador y pernicioso.
Ese desafío que nos plantea la presente realidad podemos afrontarlo con éxito porque como país aún tenemos a disposición recursos humanos y materiales. Lo fundamental, sin embargo, no es sólo la existencia de medios para superar las dificultades. Lo fundamental es que tenemos también la gente capaz para acelerar el desarrollo del país y ponerlo en función de todos los venezolanos y no de unos pocos.
Y si a tales factores unimos el de un liderazgo lo suficientemente experimentado y capaz para dirigir esa empresa de todos, entonces tenemos derecho a ser optimistas en relación a nuestro aporte para enfrentar el presente y el futuro de Venezuela.
Aquí estamos, pues, maestro y discípulos frente a una hora trascendental de nuestra historia. Tanto usted como nosotros sabemos lo que podemos hacer y, sobre todo, lo que queremos hacer por Venezuela.
A usted le decimos sus discípulos que esta es la hora del maestro: su hora, Presidente Caldera.
¡Cuente con nosotros! (Aplausos)